viernes, 7 de junio de 2013

Pido disculpas por el parón

Pues eso, pido disculpas por el parón que ha sufrido el blog... pero he empezado a trabajar el mes pasado y el trabajo me quita mucho tiempo, además de que acabo agotada al cabo del día... así que entre la casa y el trabajo no tengo casi tiempo para nada... mucho menos para dedicarlo a los libros :(

De todos modos esto no es un adiós, simplemente una pausa hasta que vuelva a tener algo de tiempo para dedicarlo a mi pasión que son los libros :)

miércoles, 1 de mayo de 2013

El Adivino - Pauline Gedge



Datos del libro:

Título: El Adivino

Título original: The Twice Born

Autor: Pauline Gedge

Sinopsis: Siendo estudiante de escriba, Huy tuvo una de esas experiencias reservadas a los dioses: regresar de la muerte.

Desde entonces fue solicitado por los faraones y temido por el resto de mortales. Y es que Huy no solo había visitado el inframundo: también ahora tenía el don de la profecía.

El adivino consolida la reputación de Pauline Gedge como una de las grandes de la novela histórica. Una autora que puede transmitir a través de una prosa evocadora el destino de un joven que tiene que aprender a vivir con un poder aterrador capaz de cambiar el mundo a su alrededor. - Historical Novel Society's Reviews

Pauline Gedge logra combinar romance, misterio y fantasía en un libro que transciende las novelas de cualquiera de los tres géneros. - Edmonton Journal


Datos de la edición que yo leí:

Editorial: Grijalbo

ISBN: 9788425343292

Fecha de edición: 09/2009

Tamaño: 23x15 cm

Número de páginas: 592

Idioma: español

Encuadernación: Cartoné

Precio: 19 euros


Período de lectura:

Empezado: 22 de marzo de 2013

Terminado: 21 de abril de 2013


Una pequeña opinión personal:

Siempre me ha gustado la novela histórica ambientada en el antiguo Egipto, y este libro no ha sido ninguna decepción. Me ha gustado como se iba desarrollando la trama y las relaciones entre los personajes, la manera en que la autora te atrapa en su prosa haciendo que no puedas parar de leer... y que cuando no estés leyendo, te asalte de cuando en cuando las ganas de retomar la lectura, tan intrigada me tenía la historia.

Si tengo que ponerle alguna pega es que es la primera parte de una trilogía y aún no han traducido al español las otras dos partes restantes... así que te encuentras con un final muy abierto y con las ganas de saber cómo sigue la cosa.


Nota

10/10


¿Vale la pena comprarlo?:

Habiéndolo leído de la biblioteca, puedo decir que me ha gustado como para comprármelo y volver a leerlo más adelante... pero, dado que es una trilogía, prefiero esperar a que estén las otras dos partes restantes y comprarlas de una vez.


Citas:

"Un viento de tormenta moviéndose como las llamas en la paja, así es el exaltado en su momento".

"Cuánto he perdido-pensó dolido-. Qué cruel es el pasado, que devuelve a mi mente recuerdos que duelen y no pueden cambiarse; la desesperación de pensar en lo que habría podido ser, la conciencia del tiempo que mata toda esperanza, que cierra todas las puertas a mis espaldas mientras me lleva donde no quiero ir."

martes, 30 de abril de 2013

Aires de Cambio - Robin Pilcher



Datos del libro:

Título: Aires de Cambio

Título original: Starting Over

Autor: Robin Pilcher

Sinopsis: Tras la dolorosa ruptura de un matrimonio de dieciocho años, Liz Dewhurst se traslada con su hijo Alex a la pequeña granja de su familia en la costa este de Escocia, una región fértil y de asombrosa belleza natural. Pero los cambios se avecinan inexorablemente. La granja no puede mantenerse, las deudas aumentan y un grupo de inversores les hace una oferta muy interesante. Finalmente, cuando un profesor mayor se instala como inquilino en la granja, Liz empieza a reaccionar y reconoce que no puede seguir absorta en el pasado, que aún está a tiempo de rehacer su vida. Y a partir de entonces tendrá la oportunidad de reencontrarse con la felicidad.

En esta entrañable novela Robin Pilcher retrata con pulso firme y profunda comprensión las contradicciones del corazón humano. Aires de cambio es una gran historia de amor, de amistad y, sobre todo, de hondas connotaciones humanas.


Datos de la edición que yo leí:

Editorial: Plaza & Janés

ISBN: 9788401329050

Fecha de edición: 10/2001

Tamaño: 23x15 cm

Número de páginas: 368

Idioma: español

Encuadernación: Cartoné

Precio: 18 euros


Período de lectura:

Empezado: 01 de febrero de 2013

Terminado: 22 de marzo de 2013


Una pequeña opinión personal:

El libro no trata sólo de romance, sino también de la necesidad de seguir adelante e intentar recomponer los pedazos de una vida cuando ésta se desmorona. Es una historia de superación, de tomar decisiones, de volver a empezar.

Me ha gustado bastante y me ha recordado al estilo de Danielle Steel.


Nota

10/10


¿Vale la pena comprarlo?:

Sí, si te gustan las novelas de superación, de renovación interior, de volver a comenzar... Si buscas una novela romántica, aunque ésta también alberga algo de romance, no es ése el foco principal de la historia.


Citas:

Sabor a primavera. Así es exactamente como había que describirlo. Pero no en el contexto de esos aparatosos títulos que usan las revistas de modas para exhibir la colección de una nueva temporada. Se trataba del auténtico significado del sabor, de la naturaleza que, impregnaba los sentidos con una penetrante fragancia a tierra recién labrada, aderezado con una pizca de la sal de la brisa fresca del mar de Norte.

-Ah, esa roca... esa roca... Es como la piedra del destino de la familia. Viene a ser como el pináculo físico de mi vida; los guijarros que caían cada vez más cerca de ella a medida que yo crecía... y ahora, al envejecer, cada vez más lejos. Dudo que tarde mucho en no conseguir siquiera que lleguen a la orilla.

-No puedes cambiar el destino, mocita. No puedes recobrar el guijarro una vez lanzado. Pasó. Y lo pasado pasado está. Además, de haber rodado las cosas de otro modo, no tendrías ese buen hijo que tienes, ¿no crees?

-Oye, muchacho, yo no estoy deprimido. A mi edad, uno acepta el hecho de que se acerca el momento en que la muerte te ronda. Y claro que echo de menos a tu abuela, pero no estoy deprimido. Me quedan muy buenos recuerdos, ¿sabes?, y me dan fuerzas para seguir adelante.

Luego, tras dejarse los nudillos blancos de tanto aferrarse a los brazos del asiento al despegar el avión, Liz había mirado por la ventanilla viendo menguar los campos hasta quedar reducidos a un pequeño tapiz verde y, de pronto, la había embargado un intenso júbilo, al ver cómo el mundo se encogía y, con ello, la insignificancia e irrelevancia de su propia y atormentada existencia.

-Es lógico que ahora lo vea así, pero se sobrepondrá. Yo me sentí igual durante meses tras la muerte de mi esposa. Pero luego empezaron a ocurrir otras cosas que me han ayudado a dar un nuevo enfoque a mi vida. Es como conducir durante horas por una autopista y luego girar hacia una carretera que discurre paralela y ver un paisaje completamente distinto, aunque siga uno más o menos en la misma dirección. Pero uno necesita que lo guíen para girar por donde conviene, un copíloto, podríamos decir, que vaya orientándote con el mapa. De lo contrario es casi imposible.

Gregor. Se repitió mentalmente su nombre una y otra vez. Pero, a diferencia de tantas otras veces, no se le hizo un nudo en el estómago ni la embargó la amargura. No sintió nada parecido. Todos los pensamientos que cruzaban por su mente en aquel momento eran agradables; y los recuerdos del pasado, hasta entonces demasiado turbadores e intensos para evocarlos, pasaban de largo ante sus ojos, como las luces de los faros de un coche en sentido contrario. Y eso la hizo comprender que, subconscientemente, había pasado página, que se había reconciliado con el pasado y se disponía a aceptar lo que el futuro pudiese depararle.

Echó a andar en la oscuridad por el camino. Lo conocía tan bien que no necesitaba la luz para orientarse. Ojalá hubiese sabido orientarme tan bien en la vida, se dijo sin detenerse.

viernes, 26 de abril de 2013

La Abadía de los Acróbatas - Joanne Harris



Datos del libro:

Título: La Abadía de los Acróbatas

Título original: Holy Fools

Autor: Joanne Harris

Sinopsis: Juliette es una artista ambulante en el Siglo XVII, que tras un tropiezo en un pueblo tiene que salir huyendo. Encuentra su lugar en una abadía perdida en una isla, tras dar a luz se mete a monja, y vive allí apaciblemente con su hija, hasta que la abadesa, una mujer algo inculta pero muy bondadosa, muere. La nueva abadesa es apenas una niña, pero déspota y cruel que lo primero que hace es quitarle a Juliette su hija. con la nueva abadesa llega su confesor, un religioso en quien Juliette reconoce a su antiguo amor, conocido como Le Merle, que no es para nada religioso. En el pasado él la traicionó muchas veces.


Datos de la edición que yo leí:

Editorial: Debolsillo

ISBN: 9788497938594

Fecha de edición: 01/2006
Tamaño: 19x13 cm

Número de páginas: 384

Idioma: Español
Encuadernación: Rústica
Precio: 8,95 euros


Período de lectura:

Empezado: 22 de enero de 2013

Terminado: 01 de febrero de 2013


Una pequeña opinión personal:

En mi opinión, de novela histórica no tiene más que la categoría del género... porque prácticamente toda la trama se desarrolla dentro del convento... y no tiene mucho que haga referencia a la época en que se supone que se desarrolla la historia, más que algún que otro dato esparcido aquí y allí, tales como el nombre de algún rey de la época, para "remarcar" su categoría de novela histórica.

A mí me decepcionó, me esperaba mucho más.

Y por si eso fuera poco, encima la novela se me hizo aburrida, hasta casi la cuarta parte, en que la trama empezó a ponerse medianamente interesante.


Nota

5/10 (aprobado justito... y sólo porque hacia el final se puso interesante, bueno, y porque pude conseguir unas cuantas citas interesantes)


¿Vale la pena comprarlo?:

Dada mi experiencia, yo no lo recomendaría... si alguien duda entre comprarlo o no, yo le recomendaría que primero lo cogiera de la biblioteca.


Citas:

Tal vez la abadía sea el único refugio donde resulte posible dejar atrás el pasado. Claro que el pasado es una enfermedad ladina. Lo transporta un mero hálito de viento, el sonido de una flauta o los pies de una bailarina. Lo comprendo ahora, como siempre, demasiado tarde; pero ya no tengo adonde ir, salvo hacia delante. Comienza con los actores. ¿Quién sabe dónde acabará?

En lugar de amar a menudo, ama para siempre. La frase es de mi madre y resume la historia de mi corazón a lo largo de mi vida. Antes de llegar a la abadía creía entenderla: el amor a mi madre, el amor por los amigos, el amor oscuro y complejo de la mujer hacia el hombre. Cuando nació Fleur todo cambió. El que jamás lo ha visto puede pensar que comprende el océano, pero sólo si piensa en relación a lo que conoce; imagina una gran masa de agua, mayor que una repesa de molino, mayor que un lago. Por otro lado, la realidad supera la imaginación: los olores, los sonidos, la angustia y la alegría trascienden toda comparación con la experiencia previa. Así sucedió con Fleur. Dede mi decimotercer verano no había tenido lugar un despertar semejante. Desde mi primer instante, desde el momento en el que la madre Marie me la entregó para amamantarla, supe que el mundo había cambiado. Había estado sola y jamás me había percatado; había viajado, luchado, sufrido, bailado, fornicado, amado, odiado, llorado  triunfado totalmente sola, vivido de un día a otro como un animal, sin preocuparme por nada, sin deseos ni temores. De repente todo era distinto: Fleur estaba en el mundo. Yo era madre.

Jamás apuestes lo que no estás dispuesta a perder.

Como dicen los isleños, todo vuelve. Y el pasado entre precipitadamente, como la marea.

Era un amante extraño. Distante, cauteloso, ensimismado, y en la pasión tan callado como un íncubo. Las mujeres lo encontraban atractivo, sin bien en la mayoría de los casos se mostraba indiferente en sus insinuaciones. No lo hacía por lealtad hacia mí. Lisa y llanamente, era un hombre que como ya contaba con un abrigo no encontraba motivos para tomarse la molestia de comprar otro. Más adelante vi quién era de verdad: un ser egoísta, superficial y cruel. Durante una temporada me embaucó; estaba tan hambrienta de afecto que me di por satisfecha con las migajas que me arrojó.

Todo está vinculado: el mundo está en movimiento alrededor del sol, todo vuelve y, por muy modesto que sea, cada acto tiene un millar de repercusiones.

jueves, 18 de abril de 2013

Blanca como la Nieve, Roja como la Sangre - Alessandro D'Avenia


Datos del libro:

Título: Blanca com la Neu, Vermella com la Sang (Blanca como la Nieve, Roja como la Sangre en español)

Título original: Biancca come il Latte, Rossa come il Sangue

Autor: Alessandro d'Avenia

Sinopsis: La conmovedora historia de un adolescente de 16 años, enfrentado a una difícil experiencia que le lleva a redefinir sus sentimientos en cuanto a amistad y amor, vida y muerte, y a aprender la importancia de cumplir sus sueños.

SIEMPRE ME HE PREGUNTADO POR QUÉ EL AMOR Y LA SANGRE SON DEL MISMO COLOR: AHORA YA LO SÉ.

Datos de la edición que yo leí:

Editorial: Plaza & Janés

ISBN: 9788401387494

Fecha de edición: 03/2010

Tamaño: 23x15 cm

Número de páginas: 272

Idioma: Catalán (también disponible en español)

Encuadernación: Rústica (con solapa)

Precio: 15,90 euros


Período de lectura:

Empezado: 21 de noviembre de 2012

Terminado: 10 de diciembre de 2012


Una pequeña opinión personal:

Precioso libro, emotivo a más no poder... evoca la adolescencia, esa inquietud de no saber lo que uno quiere, el sentirse confuso y no saber muy bien lo que uno siente... la sensación de pérdida cuando algo se nos arrebata de las manos, por otros o por la vida...

El libro está narrado desde el punto de vista de un adolescente, es como leer el diario o el blog del protagonista, donde se desgranan todas sus impresiones, emociones, incluso esas paridas que nos comían el coco de adolescentes.

El libro es realmente emotivo y vale la pena leerlo, además de que se lee fácil y rápidamente. Y hasta aquí puedo decir, sin destripar parte de la historia.


Nota

10/10 (y porque no puedo darle más, que si no...)


¿Vale la pena comprarlo?:

Sí, sí y sí. Sobretodo lo recomiendo como regalo para adolescentes, sean lectores o estén introduciéndose en ese mundillo; sin duda, se sentirán identificados. Y los no tan adolescentes, seguro les evocará parte de su adolescencia.

Citas:

*Como las citas las copié en catalán, pues el libro que leí estaba en dicha lengua, os las dejo traducidas al español.*

Cada cosa es un color. Cada emoción es un color. El silencio es blanco. En realidad, el blanco es un color que no soporto; no tiene límites. Pasar la noche en blanco, quedarse en blanco, izar la bandera blanca, dejar una hoja en blanco, tener un pelo blanco... De hecho, el blanco ni tan solo es un color. No es nada, como el silencio. Una nada sin palabras ni música. En silencio: en blanco. Yo no sé estar en silencio o solo, que es lo mismo. Siento un dolor encima del estómago o dentro del estómago, nunca lo he sabido con seguridad, que me hace subir a mi moto, destartalada y sin frenos (¿cuándo me decidiré a llevarla a reparar?) y dar vueltas al azar mirando a los ojos a las chicas que me encuentro para saber que no estoy solo. Si hay alguna que me mira, existo.

Pero, ¿por qué soy así? Pierdo el control. No sé estar solo. Necesito... ¡ni yo mismo sé lo que es! ¡Qué rabia! A cambio tengo un iPod. ¡Y tanto! Porque cuando sales y sabes que te espera un día con sabor a asfalto polvoriento en la escuela y después un túnel de aburrimiento entre deberes, padres y perro y vuelta a empezar, hasta que la muerte nos separe, sólo te puede salvar la banda sonora adecuada. Te pones dos auriculares en las orejas y entras en otra dimensión. Entras dentro de la emoción del color adecuado. Si necesito enamorarme, rock melódico. Si necesito cargas las pilas, metal duro y puro. Si quiero aturdirme, rap y groserías diversas, sobretodo palabrotas. Así no estoy solo: blanco. Hay alguien que me acompaña y da color a mi día.

No es que esté aburrido. Porque tengo mil proyectos, diez mil deseos, un millón de sueños para hacer realidad, mil millones de cosas para empezar. Pero después no consigo empezar ni una, porque a nadie le interesa. Y entonces me digo: Leo, ¿por qué cojones lo haces? Déjalo estar, disfruta de los minutos que tienes.

Es extraño: por la mañana, en la escuela, no quieres estar, y en cambio por la tarde te encuentras con todos. Pero la diferencia es que no están los vampiros, es decir, los profes, chupadores de sangre que vuelven a casa y se encierran en sus sarcófagos, esperando a las próximas víctimas. Aunque, al contrario que los vampiros, los profes actúan de día.

Ojos verdes que, cuando los abre, ocupan toda la cara. Cabellos rojos que, cuando se los deja sueltos, el alba te cae encima. Pocas palabras, pero las justas. Si fuera cine: un género aún por inventar. Si fuera perfume: la arena del amanecer, cuando la playa está sola con el mar. ¿Color? La Beatrice es roja. Como el amor, es roja. Tormenta. Huracán que se te lleva. Terremoto que hace caer el cuerpo a trozos. Así me siento cada vez que la veo.

Primero te dicen: "has de ser auténtico", "te has de expresar", "has de ser tú mismo". Después, cuando intentas mostrarte tal como eres, te dicen: "no tienes identidad", "te comportas como los demás". Pero, ¿qué tipo de razonamiento es este? No lo entiendo: o eres tú mismo o eres como los demás. Pensándolo bien, a ellos, nunca les parece nada bien.

Cada uno ha de ser él mismo y aceptar al otro tal y como es; ¿de otra manera, qué clase de amor es?

Las paredes tienen dos colores, blanco y marrón, como un helado de dos sabores, pero, en el instituto, no hay nada bueno para morder, sólo el timbre que suena cuando se terminan las clases y que, cuando se embala, parece que quiera gritar: "Has tirado otra mañana entre estas paredes bicolores. ¡Huye!

Nosotros somos diferentes de los animales que sólo hacen aquello que les dicta su naturaleza. Nosotros en cambio somos libres. Es el don más grande que hemos recibido. Gracias a la libertad podemos convertirnos en algo diferente de lo que somos. La libertad nos permite soñar y los sueños son la sangre de nuestra vida, aunque a menudo cuestan un viaje largo y algunos porrazos. "¡Nunca renuncies a tus sueños! No tengas miedo de soñar, aunque los demás lo tengan de ti, renunciarías a ser tú mismo.

La historia es una gran cazuela llena de proyectos realizados por hombres que se hicieron grandes por haber tenido el valor de realizar sus sueños, y la filosofía es el silencio donde nacen estos sueños. Aunque a veces, desgraciadamente, los sueños de aquellos hombres eran pesadillas, sobretodo para quienes pagaron los platos rotos. Cuando no nacen del silencio, los sueños se convierten en pesadillas. La historia, junto con la filosofía, el arte, la música y la literatura, es la mejor manera de descubrir quién es el ser humano. Alejandro Magno, Augusto, Dante, Miguel Ángel... son hombres que aprovecharon su libertad de la mejor manera y, al cambiarse a ellos mismos, cambiaron la historia.

Sólo cuando el hombre tiene fe en aquellos que está por encima de su alcance, es decir, un sueño, la humanidad da esos pasos hacia delante que la ayudan a creer en sí misma.

Extraer la belleza esté donde esté y regalársela a quien está a mi lado. Para eso estoy en el mundo.

Los adultos no recuerdan lo que es estar enamorado. ¿Qué sentido tiene explicar algo a alguien que ya no se acuerda? ¿Qué sentido tiene describir el color rojo a un ciego?

No puedo dormir. Estoy enamorado y, en estos casos, lo mínimo que te puede pasar es no dormir. Incluso la noche más negra se vuelve roja. Se te amontona en la cabeza una cantidad de cosas tan grande que querrías pensarlas todas a la vez y el corazón no se puede calmar. Y además, es extraño, porque todo te parece hermoso. Haces tu vida todos los días, con las mismas cosas y el mismo aburrimiento. Después te enamoras y esa misma vida se hace grande y diferente. Sabes que vives en el mismo mundo que Beatrice y, entonces, ¿qué importa si el examen te sale mal, si la rueda del ciclomotor se pincha, si el Terminator quiere mear, si se pone a llover y no llevas paraguas? No te importa, porque sabes que esas cosas pasan. En cambio, el amor no se acaba. Tu estrella roja brilla siempre. La Beatrice está allí, el amor está dentro de tu corazón y es grande, te hace soñar y no te lo pueden quitar, porque está en un lugar donde nadie puede llegar. No sé cómo describirlo: espero que no pase nunca.

-Cuando nos parece que no pensamos en nada, en realidad pensamos en aquello que apreciamos. El amor es una especie de fuerza de gravedad, invisible y universal, como la física. Inevitablemente nuestro corazón, nuestros ojos, nuestras palabras, sin que nos demos cuenta van hacia allí, hacia aquello que amamos, como la manzana con la gravedad.
-¿Y si no amamos nada?
-Imposible. ¿Te imaginas la Tierra sin gravedad? ¿O el espacio sin gravedad? Sería como una pista de autos de choque. Incluso el que piensa que no ama nada, ama alguna cosa. Y sus pensamientos van hacia allí, sin que se de cuenta. La cuestión no es si amamos o no, sino qué amamos. Los hombres aman siempre algo: la belleza, la inteligencia, el dinero, la salud, Dios...

Es el amor lo que hace a la vida nueva.

Cuando hace falta resolver temas vitales sé que es inútil hablar con los adultos. O no te escuchan, o te dicen: "no le des tantas vueltas, que ya se te pasará". Pero si te lo estoy contando, quizás es justamente porque no se me pasa, ¿verdad? O bien te salen con el mágico "algún día": "algún día lo entenderás; algún día, cuando tengas hijos, lo entenderás; algún día tendrás un trabajo y lo entenderás".

Nuestros sueños se esconden en las cosas que encontramos de verdad, en las que amamos: un lugar, una página, una película, un cuadro... Los sueños no los prestan los grandes creadores de la belleza.

Esto de los sueños es una mentira colosal. Lo sabía. Siempre lo he sabido. Porque después llega el dolor y ya nada tiene sentido. Porque tú construyes, construyes y construyes y después, de golpe, alguien o algo lo derrumba todo. Entonces, ¿de qué sirve? En mi sueño estaba la Beatrice, y la Beatrice era la parte misteriosa del sueño. La llave que abría la puerta. Si ella desaparece, desaparece el sueño. Y la noche se queda dentro de la oscuridad más oscura, porque no habrá ningún alba.

¡Ésta sí que es buena! Quieres dar sangre a una persona que está enferma y necesitas pedir permiso. Quieres fabricar o salvar un sueño, y necesitas pedir permiso. ¡Vaya mundo! Te empujan a soñar y justo cuando acabas de empezar, te lo impiden. Y entonces te salen conque para soñar necesitas pedir permiso y para no pedirlo tienes que ser mayor de edad.

Mi sueño se está desmoronando como un castillo de arena cuando sube la marea y lo reduce a una runa de sólo unos pocos centímetros de altura. Es así y basta. Y si es así, soñar no sirve de nada. O por lo menos, es mejor no hacerlo, porque hace más daño. Más vale tener los sueños al estilo de Niko, los oscuros, los que te compras. Me compraré unas bambas nuevas, las Dreams. Por lo menos, llevaré el sueño en los pies y lo pisaré.

Estoy delante de la pantalla del ordenador. Escribo las preguntas del título: "¿Por qué Roma, Alejandría y Bizancio fueron quemadas por sus conquistadores? ¿Qué impulsaba a los bárbaros, árabes y turcos? ¿Qué los hacía parecidos aunque fueran tan diferentes?"
Intento convertirme en uno de aquellos saqueadores de bibliotecas y me pregunto qué quiero conseguir pegándole fuego a los libros que contienen. Doy vueltas por las calles polvorientas de Roma, Alejandría y Bizancio que, según he descubierto, fue después Constantinopla y después Estambul y, en medio del estrépito y de los gritos de la gente, le pego fuego a miles de libros. Me deshago de todos aquellos sueños de papel y los transformo en cenizas. Los transformo en humo blanco.
He ahí la respuesta. Incendiar los sueños. Quemar los sueños es el secreto para abatir definitivamente a los propios enemigos, para que ya no encuentren la fuerza para levantarse y volver a empezar. Para que no sueñen con las cosas hermosas de sus ciudades, de las vidas de otros, para que no sueñen con los relatos de otros, tan llenos de libertad y amor. Para que ya no sueñen con nada. Si no permites soñar a las personas, las haces esclavas. Y yo, saqueador de ciudades, ahora sólo necesito esclavos, para reinar tranquilo y sin que me molesten. Y por lo tanto, que no quede palabra sobre palabra, sólo ceniza blanca de los sueños antiguos. Esta es la destrucción más cruel: robar los sueños a la gente. Campos de exterminio llenos de hombres quemados con sus sueños. Nazis ladrones de sueños. Cuando no tienes sueños, se los robas a los demás, para que ellos tampoco tengan. La envidia te abrasa el corazón, y ese fuego lo devora todo...

Pero el amor es otra cosa. El amor no te deja nunca en paz. El amor es insomne. El amor es elevar a la enésima potencia. El amor es rápido. El amor es mañana. El amor es tsunami.
El amor es rojo sangre.

Vete a saber porqué es necesario verse así para ser el centro de atención. A veces, en la vida, te dan ganas de hacer algo tan drástico que los demás ya no puedan ignorarte, estar delante de los ojos y la boca de todos. Sobretodo en esos momentos en los que te sientes solo y quieres escupir tu soledad en la cara de los demás. Entonces imaginas que te tiras por la ventana, así todos esos bordes entenderán lo que estás sintiendo y lo que significa dejar solo a los demás. De todas maneras, el dolor y la desgracia parecen la mejor manera para que el mundo se ocupe de ti y te quiera.

Cuánto dolor te ahorras cuando duermes. El problema viene cuando te despiertas.

-Los verdaderos sueños se construyen con obstáculos. Si no, no se hacen proyectos, sino que continúan siendo sueños. La diferencia entre un sueño y un proyecto es justamente ésta: los golpes, como en el cuento de mi abuelo. Los sueños no se hacen realidad en seguida, sino poco a poco, tal vez de manera distinta de cómo los habíamos soñado.

Dar la vida por los amigos, no hay amor más grande que éste.

Los sueños son como las estrellas, las ves brillar a todas cuando las luces artificiales se apagan y, sin embargo, también estaban antes ahí. Eras tú el que no las veía, porque las otras luces eran demasiado ruidosas.

-No hay respuesta convincente para el dolor, pero desde que Cristo murió por nosotros en la Cruz hay un sentido...

Cuando intento ponerme con los libros parece que las manecillas del reloj se peguen a la esfera y dejen de moverse, prisioneras de una burbuja espacio temporal.
Empiezo a flotar en esta burbuja blanca, que me lleva hacia arriba, lejos, entre las nubes, donde ya nadie me puede oír, y después el silencio sideral: solo como un globo que se ha ido volando.
Cuando todo se hace blanco, mi corazón se hace pequeño como una lenteja y, aunque grita, ya nadie le oye.

Llega un día en el que te miras en el espejo y eres diferente de cómo te esperabas. Sí, porque el espejo es la forma más cruel de la verdad. No apareces cómo eres de verdad. Querrías que tu imagen correspondiera a quien eres por dentro y que los demás, al verte, pudieran reconocer enseguida si eres una persona sincera, generosa, simpática... En cambio, siempre hacen falta palabras o hechos. Es necesario demostrar quien eres. Estaría bien tener que limitarse a mostrarlo. Todo sería más sencillo.

Hay firmas y firmas. Si te compras un Fred Perry, unas Dockers, unas Nike... eso son firmas que llevas en las cosas, y tarde o temprano las cambias, las tiras, las pierdes... Claro que te hacen sentir mejor, pero se acaban. Y después hay otras firmas. Las que llevas en el corazón. Esas firmas te dicen quién eres de verdad. Tengo la firma de la Beatriz tatuada en el corazón. Ella es mi sueño y yo existo para ella.

Te define lo que haces y no quién eres.

Hay quienes tienen un sueño, o creen que lo tienen, y obligan a los demás a creer en él, pero después el tiempo y la muerte lo destruyen todo.

Estoy en mi habitación y dentro sólo hay cosas mudas. Nadie con quien hablar. Los libros están mudos, entre otras cosas, porque no hay ningún Soñador que me los explique o me diga que me gustarían. Los cómics están mudos, a pesar de sus colores. El equipo de música está mudo, porque no tengo ganas de encenderlo. El ordenador está mudo porque aquella pantalla, tan profunda que tiene dentro el mundo entero, si la miras por detrás, es sólo una pantalla plana. Y te preguntas cómo lo hace para contener todo ese mundo, todo ese mar, si es tan plana. En mi habitación todo está mudo hoy. Aunque no quiero huir; quiero resistir. Hoy, en mi habitación, la tristeza entra en oleadas. Intento contenerla con una esponja. Doy risa. Resisto unos minutos y después el miedo aumenta, y soy un náufrago en el centro de un océano de soledad.
Floto en un desierto completamente blanco: una habitación blanca insonorizada, enorme, infinita, donde no se distinguen ni las esquinas de las paredes. No sabes dónde está el arriba, el abajo, la izquierda, la derecha... Grito, pero todos los sonidos desaparecen. Salen de mi boca palabras ya mustias.

Es medianoche. Estoy sentado en el lugar en que me siento cuando el mundo debe volver a girar en el sentido correcto. Son esos lugares que tienen un botón incorporado, el de volver atrás, a la canción anterior. Lo pulsas y el mundo vuelve a su lugar. Lo pulsas y el problema no sólo desaparece, sino que nunca ha existido. En fin, son esos lugares que no existen. Ese lugar es un banco de madera roja al lado del río.

Quiero estar solo. En silencio. El móvil apagado. Quiero que todo el mundo sufra porque no sabe dónde estoy. Quiero que todo el mundo se sienta solo y abandonado como lo estoy yo ahora.

Sin embargo he conseguido lo que quería. Por fin he encontrado el modo de defenderme de este escorpión venenoso que es la realidad. Odiar es la única forma que tenemos de ser más venenosos que el escorpión. Un odio rápido como el fuego que devora el papel y la paja, un odio que quema todo lo que toca, y cuanto más toca más arde. Ser malo. Ser solitario. Ser fuego. Ser hierro.
Esta es la solución. Destruir y resistir.

-Todo son ilusiones. La vida es una caja vacía que llenamos de tonterías para que nos guste, pero sólo hace falta una nadería y paf... Te encuentras sin nada. Aquel hombre se imaginaba que el hecho de morir por una causa que le parecía justa daba sentido a su vida. Pues mejor para él. Pero sólo es una apariencia para hacer la píldora menos amarga. La caja está vacía.

El silencio de los adultos es una de las victorias más grandes que se puedan imaginar.

Detrás del fuego de la rabia se esconde al menos el doble de agua salada.

Yo, que delante de un error querría que la vida tuviera la tecla "REW". Pero la vida no la tiene. La vida avanza igualmente, y suena tanto si quieres como si no, sólo puedes subir o bajar el volumen. Y has de bailar. Tan bien como sepas.

-Todos tenemos algo de lo que avergonzarnos. Todos hemos huido, Leo. Pero eso nos hace adultos. Sólo cuando llevamos tatuado en la cara algo que nos avergüenza, empezamos a tener una cara real...

-Es normal tener miedo, como es normal llorar. Ser cobarde no es eso. Ser cobarde es hacer ver que no pasa nada, volverse hacia otro lado. Pasar de todo. No dudo que huyeras. No dudo que estés enfadado con todo el mundo y contigo mismo. Eso es normal, pero enfadándote no arreglarás nada. Aunque te enfades hasta que ya no puedas más, eso no curará a la Beatrice. Un día leí en un libro que el amor no existe para hacernos felices, sino para demostrarnos cómo es de fuerte nuestra capacidad para resistir el dolor.

-Te equivocas, Leo, la madurez no se ve por el hecho de querer morir por una causa noble, sino por el hecho de querer vivir humildemente por ella. Hazla feliz.

-Regalar el propio dolor a los demás es el acto de confianza más hermoso que se puede hacer.

Hay dos formas de mirar la cara de una persona. Una es mirar los ojos como una parte de la cara. La otra es mirar los ojos y ya, como si fueran la cara. Es una de esas cosas que dan miedo. Porque los ojos son la vida en miniatura. Blancos alrededor, como la nada donde flota la vida, y el iris de color, como la variedad imprevisible que lo caracteriza, hasta sumergirse en el negro de la pupila que todo lo absorbe, como un pozo negro sin color ni fondo.

Miro el cielo de vez en cuando y mis dedos se detienen en las arrugas seculares de ese árbol que es fuerte, que es firme y que es feliz en el corazón de aquel parque. Es un árbol y hace de árbol. Hunde sus raíces en el agua del río cercano y crece. Sigue su naturaleza. Este es el secreto de la felicidad, ser uno mismo y ya está. Hacer aquello que estamos llamados a hacer. Quisiera la fuerza de ese árbol, áspero y duro por fuera, vivo y tierno por dentro, por donde corre la linfa.

¿Es posible que a los dieciséis años estés convencido de que la vida es el instituto y el instituto es la vida, que el infierno son los profes y el paraíso los días de fiesta, que las notas son el juicio universal? ¿Es posible que a los dieciséis años el mundo tenga el diámetro del patio del instituto?

Me coge la mano y, frágiles como hojas, caminamos en silencio durante todas las horas que quedan en este día, de la mano, fuerte cada uno no con su fuerza sino con la que tiene para dar al otro.

En aquel momento me di cuenta de que lo cuenta delante de la libertad del mar no es tener un barco, sino un lugar donde ir, un puerto, un sueño, que valga tanto como toda aquella agua por atravesar.

Con la mirada fija, inmóvil, atento a ella, me pregunto porqué el dolor y la alegría lloran de la misma manera.

-Mi padre me ha hecho descubrir que el cielo no es una pantalla. Yo lo veía siempre como un televisor, con unos puntos de color esparcidos aquí y allí, al azar, por la superficie. En cambio, si lo miras bien, el cielo es profundo como el mar. Casi puedes percibir la distancia entre las estrellas, y tu pequeñez te da miedo. Y esa profundidad llena de miedos, la llenas de historias. Yo no lo pensaba, pero el cielo está lleno. Antes no las veía; ahora las leo como en un libro. Mi padre me ha enseñado a ver las historias; si no, se escapan, se esconden, son hilos invisibles entre una estrella y otra...
Las personas son como las estrellas, quizás brillan lejos, pero brillan, y siempre tienen algo interesante para explicar... aunque hace falta tiempo, a veces mucho tiempo, para que las estrellas lleguen a nuestro corazón, como la luz a los ojos. Y además, también hace falta saber explicarlas.

-Había una vez una estrella, una estrella joven. Como todas las estrellas jóvenes, era pequeña y blanca como la nieve. Parecía casi frágil, pero sólo era efecto de la luz que emitía, que la hacía casi transparente, toda luz, como un cristal que refleja la luminosidad del mundo. La llamaban Enana, porque era pequeña, y Blanca, porque era clara como la nieve. Enana Blanca, Enana para hacerlo más fácil. Le gustaba viajar por el cielo y conocer otras estrellas. Con el paso del tiempo, Enana creció y se hizo Roja y grande. Ya no era Enana, sino Gigante, Gigante Roja. Todas las estrellas la envidiaban por su belleza y por sus rayos rojos, como cabellos infinitos. Pero el secreto de Gigante Roja era seguir siendo Enana por dentro. Sencilla, luminosa y pura como Enana, aunque se veía gigante y roja. Por eso Enana Roja sigue brillando en el cielo, del blanco al rojo y viceversa, porque es las dos a la vez. Y no hay belleza más bella que ella en el cielo. Ni en la Tierra.

La vida no trae manual de instrucciones, y eso es un problema. Tú sigues las instrucciones, y si el móvil no funciona está la garantía. Lo devuelves y te dan uno nuevo. Con la vida no, si no funciona no te dan una nueva, te has de quedar la que tienes, usada, sucia y con un mal funcionamiento. Y cuando no funciona pierdes las ganas.

La vida es un examen hecho para arrancarte una verdad que ignoras y que fingirás recordar con tal de no seguir sufriendo... Hasta que te convenzas de esa mentira, olvidando que la has inventado tú.

A aquel que espera le llega lo que esperaba, pero sin esperanza no encontraríamos lo inesperado.

-Mamá, ¿cómo se puede amar cuando ya no se ama?
-Leo, amar es un verbo, no un sustantivo. No es una cosa fija de una vez por todas, sino que evoluciona, crece, sube, baja y se hunde, como los ríos escondidos bajo tierra, que, no interrumpen nunca su carrera hacia el mar. A veces dejan la tierra seca, pero debajo, en las oscuras cavidades, corren, y después a veces vuelven a subir y surgen, fecundándolo todo.
-¿Y entonces qué he de hacer?
-Amar igualmente. Siempre lo puedes hacer: amar es una acción.
-¿Incluso cuando se trata de amar a quien te ha hecho daño?
-Pero eso es normal... Son dos las personas que nos hacen daño, Leo, los que nos odian y los que nos aman.
-Pues no lo entiendo. ¿Por qué habrían de hacernos daño quienes nos aman?
-Porque cuando el amor está por medio las personas a veces se comportan de manera estúpida. Tal vez se equivocan de camino, pero lo están intentando... Te has de preocupar cuando la persona que te ama ya no te hace daño, porque eso quiere decir que ha dejado de intentarlo o que a ti te ha dejado de importar.
-¿Y qué pasa cuando no consigues de ninguna de las maneras amar igualmente?
-No lo has intentado bastante... A menudo nos engañamos, Leo. Pensamos que el amor pasa por una crisis, pero en cambio es justamente el amor aquello que nos pide crecer... Como con la luna, sólo ves una parte, pero la luna está siempre allí toda entera, con sus océanos y sus cimas, sólo has de esperar que crezca, que poco a poco la luz ilumine toda la superficie escondida... y para eso hace falta tiempo...

Los griegos explicaban que el hombre originalmente era esférico y que Zeus para castigarlo de sus maldades lo rompió por la mitad. Las dos mitades vagan por el mundo y se buscan. La nostalgia las empuja a buscar más y más, y cuando se encuentran aquella esfera quiere volver a estar unida. Esta historia tiene una parte de verdad, pero no es suficiente. Cuando las dos mitades se encuentran de nuevo, han vivido su vida hasta aquel momento. No son cómo eran cuando se separaron. Sus esquinas ya no coinciden. Tienen defectos, debilidades, heridas. No es suficiente que se encuentren de nuevo y se reconozcan. Ahora también se han de escoger, porque las dos mitades ya no coinciden perfectamente; sólo el amor las lleva a aceptar los ángulos que ya no coinciden y sólo el abrazo las lima, aunque hace daño.

Alzo la vista y el río corre indiferente a los cambios mundiales, aquel río que ha recorrido siglos de lágrimas de alegría y dolor y las lleva allí donde han de estar todas las lágrimas: el mar, que por eso es salado.

Y la vida es lo único que no se engaña si tú, corazón, tienes el valor de aceptarla...

-Arlequín era un niño pobre. Un día llegó a casa triste y su madre le preguntó porqué. El día siguiente era Carnaval: todos tendrían un vestido nuevo y él no tendría nada para ponerse. Su madre le abrazó y le tranquilizó. Arlequín se fue a la cama reconfortado. Su madre, que era  una modista, cogió su cesto de retales de colores, que le habían sobrado de otros vestidos y se pasó toda la noche cosiéndolos. El día siguiente Arlequín tenía el vestido más bonito y original. Todos los otros niños estaban maravillados y le preguntaban dónde lo había comprado, pero él callaba para guardar el secreto de su madre, que se había pasado la noche cosiendo aquellos retales de colores: blanco, rojo, azul, amarillo, verde, naranja, violeta... Y se dio cuenta de que no era pobre, porque su madre lo amaba muchísimo, y aquel vestido era la prueba.

En el fondo, toda la vida no hace otra cosa que recortarte un vestido multicolor, a costa de muchas noches insomnes, noches de sobres de otras vidas cosidas juntas.
Justo cuando nos sentimos más pobres la vida, como una madre, está cosiendo para nosotros el vestido más hermoso.

viernes, 25 de enero de 2013

El Frío Modifica la Trayectoria de los Peces - Pierre Szalowski

Antes de proceder con el libro, pido disculpas por la demora... pero mi madre tuvo un accidente doméstico (se quemó por abrir la olla exprés antes de tiempo) y he tenido que estar atendiéndola y llevándola todos los días al centro de salud para que la curaran, hasta que le han dado el alta... así pues no he podido actualizar el blog todo lo pronto que me hubiera gustado :(



Datos del libro:

Título: El Fred Modifica la Trayectoria dels Peixos (El Frío Modifica la Trayectoria de los Peces en español)

Título original: Le Froid Modifie la Trayectoire des poissons

Autor: Pierre Szalowski

Sinopsis: El Frío Modifica la Trayectoria de los Peces es la historia de una felicidad caída del cielo. Una narración que conmueve, tierna y optimista, en la cual una inesperada tormenta de hielo cambia la vida de un niño de once años, la de sus vecinos y la trayectoria de unos peces muy especiales.

"Un fuerte soplo de felicidad sencilla y verdadera, sin florituras. Un concentrado de frescor y delicadeza."
la-référence.info

"Pierre Szalowski nos regala una novela cálida que recupera la esperanza y nos muestra el lado luminoso de los seres humanos."
Club de lecture Archambault

Datos de la edición que yo leí:

Editorial: Plaza & Janés

ISBN: 9788401387340

Fecha de edición: 04/2009

Tamaño: 23x15 cm

Número de páginas: 208

Idioma: Catalán (también disponible en español)

Encuadernación: Rústica (con solapa)

Precio: 14,90 euros


Período de lectura:

Empezado: 11 de noviembre de 1012

Terminado: 16 de noviembre de 2012


Una pequeña opinión personal:

Pequeño, pero gran libro, que se lee rápido pero se disfruta cada segundo de su lectura. Es una historia llena de optimismo que, como bien dicen las críticas, muestra el lado luminoso de los seres humanos. Un soplo de aire fresco dentro del enrarecido aire de la indiferencia que muchas veces nos rodea, haciendo que no veamos realmente a las personas que nos rodean. Ésta es pues la historia de un grupo de personas que se conocían, pero no se conocían de verdad, hasta que algo hizo que eso cambiara. Imprescindible.

Nota

10/10 (y porque no puedo darle más, que si no...)


¿Vale la pena comprarlo?:

Sí, sí y sí. Porque aunque es corto, siempre invita a una nueva relectura, haciendo que cada vez descubras algo nuevo. Me repito, pero, imprescindible.

Citas:

*Como las citas las copié en catalán, pues el libro que leí estaba en dicha lengua, os las dejo traducidas al español.*

Tenía seis años y medio cuando Álex, mi único amigo, me comunicó, con una sonrisa de oreja a oreja, la triste noticia. De golpe, noté que pasaba a un mundo en el que se explicaba todo. Para olvidar mi decepción, en el colegio hice lo mismo que Álex. Me divertí convenciendo a los más pequeños que Papá Noel era una invención de los padres. En casa intenté, con algún comentario, hacer entender a mis padres que ya era hora de que dejaran de decirme que, si no me portaba bien, Papá Noel no me traería nada. Pero cuando vi la mirada de terror que mi madre le dirigió a mi padre, renuncié. No valía la pena que se entristecieran. A veces se ha de decir alguna mentira para que los padres estén contentos.

El agosto siguiente, en el chalet, un día que pescaba con mi padre, me quedé un buen rato con la mirada clavada en el agua.
-¡Ya no creo en Papá Noel!
Se giró hacia mí, y yo también me giré hacia él. Me miró fijamente un instante con una sonrisa de fatalidad, después me puso otro cebo en la caña de pescar.
-Es la vida.
Después de la pesca, cuando estábamos en el chalet, le susurró a mi madre algo al oído. Ella se limitó a fruncir los labios. Para ella, yo continuaba siendo una criatura, en todo caso un poco menos. Así y todo, en su clase de primaria, había visto bastantes alumnos que pasaban la etapa de esta cruel revelación.
-¿Por qué lloras, pequeño?
-¡Papá me ha reñido porque he roto el regalo de Navidad, y él todavía no ha terminado de pagar el crédito!
Pero allí, delante de ella, en nuestro chalet, se trataba de su propio hijo. Algo se había terminado para siempre. Soy hijo único. Él ya no podría volver a jugar nunca más, con papá, a Papá Noel.
Esto lo entendí perfectamente. La Navidad es tanto el placer de los padres, como el de los niños.

Cada año, Julien nos explicaba que no debíamos decir "hermanas gemelas", sino "gemelas", porque una gemela es por fuerza la hermana de otra gemela, es el efecto espejo.

Boris Bogdanov se había apasionado por la topología, mejor dicho, por una de sus disciplinas. La teoría de los nudos es una ciencia matemática compleja que permite explicar cosas muy simples de la vida. Cuando se estira un hilo de un ovillo de lana enrollado, a veces se deshace de golpe, a veces el nudo se va agrandando. Es como la vida, unos gestos insignificantes pueden implicar grandes cosas. Y, a veces, el mismo gesto no hace el mismo efecto.
Los peces exóticos de Boris Bogdanov le permitían reflexionar sobre su nueva teoría. Un pez en un acuario siempre hace el mismo recorrido, su hilo particular, lo va desarrollando en función de la presencia de otros peces, amigos o enemigos, en el acuario. También tiene que modificar su camino particular cuando llega un nuevo inquilino. Para Boris, estos itinerarios formaban los mismos hilos que se hacen y se deshacen.
-No escogemos nuestro camino, otros lo escogen por nosotros.

-¡Primero pegas y después piensas!
En el colegio, todos le han visto pegar, nadie le ha visto pensar. Corre como un loco por los pasillos de la escuela. Se enorgullece. Yo lo conozco bien. No está loco, no se enorgullece, es una coraza. Los niños son crueles entre ellos. Lo que tiene que hacer es mostrarse más cruel y ya está.

Me estiré panza arriba a mirar el techo. Era blanco como antes, pero el blanco me pareció diferente. No lo acababa de entender, todo parecía igual. Ya no había nada igual. Y, de golpe, llegó. Me salieron lágrimas de ambos ojos, que me mojaron toda la cara. Me puse las manos sobre las mejillas, pero pasaban al bies. Ya no las podía detener. Lloraba como no lo había hecho nunca. Normalmente lloro cuando me hago daño o un compañero me pega. Aquello venía de dentro. Hacía mucho más daño. No lo sabía.

-¡Ayudadme! ¡Ayudadme! ¡Ayudadme!
Nadie me respondió. Estaba solo, bien solo. Me acerqué a la ventana. Llovía. Miré el cielo. Era gris y negro. No le quitaba la vista de encima. Yo era tan pequeño, y él tan grande.
Y recé para que me ayudara.

Cuando una persona sólo tiene a otra para querer, y ésta la quiere, ella, a pesar de todo, la quiere. Álex quería a su padre. Se preguntaba porqué le había tocado esa vida. Estaba convencido de que su futuro estaba escrito. La directora pedagógica de la escuela se lo había confirmado.
-Tú acabarás mal.
Álex no protestó. Se comportaba como todos los niños. Lo que cuenta no es lo que dicen los padres, sino el ejemplo que dan. Y por ese lado, Alexis no ofrecía ningún ejemplo que pudiera dejar vislumbrar un destino feliz para su hijo.

Los que ya no tenían electricidad se topaban con los que se preparaban ante la posibilidad de no tenerla. Todos coincidían en las mismas estanterías. Había quienes se contentaban con lo que necesitaban. Otros, guiados por el miedo, sentían la irresistible necesidad de almacenar en masa, aunque privasen a sus vecinos de lo que era vital para la subsistencia.
La naturaleza humana se pone de manifiesto ante el caos.

En la vida. Cada uno a la suya.

Ayúdate y el cielo te ayudará

-Las matemáticas son poesía. Cada línea, cada fórmula, debe rimar con la que seguirá, para formar un largo y bello poema. Una fórmula matemática es una obra de arte. Un texto que se escribe una sola vez, sin derecho a error, para que sea único.

-Te tengo a ti, pequeño.
Álex no se cansaba nunca de oír aquellas dulces palabras. A menudo se quedaba sentado hasta bien entrada la noche al lado de su padre que dormía. Era tan extraño para él sentir el amor.
-Te tengo... a ti, pequeño.

Un investigador siempre tiene la idea de que ha de convencer al mundo entero, que vive un combate terrible en una soledad inmensa, por una causa que sólo comprende él.

La botella está medio llena o medio vacía. Todo depende de cómo la quiera mirar. ¿Cómo la ve?

Lo que le daba miedo, Alexis, era que no podía identificarnos, los homosexuales, los judíos... un negro, ya se ve que es negro, por eso no le da miedo. Ahora que ha hablado conmigo, que tiene una idea de quién soy, el hecho de que sea homosexual, y encima judío, no le importa... ¡mejor dicho, ya no le importa! Necesita marcadores de diferencias. Usted no nació así, Alexis, sé que antes no era así... ¿Pero antes de qué? ¿Lo sabe usted?

A veces, los animales tienen habilidades ocultas y nosotros lo único que hacemos es descubrirlas. Como con los seres humanos.

No nos sentimos mejor cuando hacemos daño a los demás.

El amor es como un taxi, si no se para cuando corres detrás de él, es que ya está ocupado. Para cogerlo, sólo hace falta saber esperarlo en el sitio adecuado.

Cuando alguien quiere amar, es necesario que sepa, pero para saber ha de preguntar.

Incluso un psicoanalista es capaz de hacer creer que ayuda a alguien cuando lo que hace es ayudarse a sí mismo. Sin remordimiento, esconde el auténtico motivo.

Es necesario saber aprender de los propios fracasos. Son esos momentos los que permiten edificar el futuro.

La confesión, la verdadera, es como la tragedia griega, es un momento excepcional, intenso y de una duración determinada. Además, quien se pierde el principio, después no entiende nada.

Siempre queremos más, sin mirar bien lo que ya tenemos.

-He pensado mucho, en todo esto, en el chalet... en aquello que olvidamos o que ya no vemos, en lo que tal vez ya no existe... quería identificar aquellos pequeños detalles que nos llevaron a vivir juntos, a amarnos. Pensaba que, si todo debía acabar, primero tenía que recordar lo que nos había unido y no relacionar todo lo que nos separa hoy.

-Es la pérdida momentánea de costumbres... de las malas, de las que molestan a la vista... te hacen volver pasivo... consiguen que de golpe no seas el mismo. Entonces intentas recordar quién eras...

A veces se debe dejar pasar el tiempo para comprender aquello que intentaron enseñarnos nuestros padres.

La revelación no es sólo una luz interior, es un resplandor que, al iluminarte el rostro delante de la gente, acaba por cambiar lo que se ve.

Al mundo le hacen falta perdedores que acaban por superar la línea de la meta como vencedores y, al contrario, la esperanza sería sólo una carrera sin fin.

Cuanto más crecemos, más entendemos nuestros lentos avances de nuestra infancia, que a veces resulta que son extraños viajes. Conseguimos analizarlos, definir las causas, los motivos o las destinaciones. Sobretodo con los recuerdos llegamos a determinar qué parte de la verdad hay en lo irreal.

jueves, 8 de noviembre de 2012

Diez Negritos - Agatha Christie



Datos del libro:

Título: Diez Negritos

Título original: And Then There Were None

Autor: Agatha Christie

Sinopsis: Diez personas sn relación alguna entre sí son reunidas en un misterioso islote de la costa inglesa por un tal Mr. Owen, propietario de una lujosa mansión en el lugar a la par que un perfecto desconocido para todos sus invitados.

Tras la primera cena, y sin haber conocido aún a su anfitrión, los diez comensales son acusados mediante una grabación de haber cometido un crimen.

Uno por uno, a partir de ese momento, son asesinados sin explicación ni motivo aparente. Sólo una vieja canción infantil parece encerrar el misterio de una creciente pesadilla.

Agatha Christie publicó esta brillante novela en 1939, superando una vez más las expectativas de sus más fieles seguidores. Con Diez Negritos la "Reina del Crimen" da nuevamente una vuelta de tuerca a su método: en esta ocasión, el detective no es otro que el lector, y será su propósito averiguar las claves de la intriga.


Datos de la edición que yo leí:

Editorial: RBA

ISBN: 9788498678925

Fecha de edición: 07/2012

Tamaño: 14x21 cm

Número de páginas: 224

Idioma: Español

Encuadernación: Rústica

Precio: 16 euros


Período de lectura:

Empezado: 16 de octubre de 2012

Terminado: 06 de noviembre de 2012


Una pequeña opinión personal:

Segunda novela que me leo de Agatha Christie. La primera fue Asesinato en el Orient Express, que me encantó, aunque tendría que releerla para poder opinar con propiedas.

Ésta que nos ocupa a hora, ha sido desde hace mucho tiempo una de las que ocupaba los primeros puestos en mi lista de lectura pero que, por una cosa u otra, nunca llegaba a caer en mis manos.

Bueno, por fin pude hincarle el diente, y debo decir que no me ha defraudado en absoluto. Aunque no he podido leer tan a menudo cómo me hubiera gustado, eso me dejaba aún más intrigada y con ganas de más.

En fin, para no destriparle a nadie la novela, sólo diré que es una de las novelas de misterio más atrapante e intrigante que he leído en mucho tiempo... qué gran escritora que fue Agatha Christie, nadie como ella sabía tejer una trama completa y dejarte al final sospechando hasta del gato si lo hubiera... y al final siempre sería quien menos te esperabas.


Nota

10/10


¿Vale la pena comprarlo?:

Si has leído algún libro de Agatha Christie, ya sabes que sí merece la pena. Y si no lo has hecho, harías muy bien en estrenarte con la que es probablemente su mejor novela.


Citas:

El mar... hoy tan sereno... a veces tan cruel... El mar que nos atrae a sus abismos.

La sola palabra isla tiene la virtud mágica de evocar en nuestro espíritu toda suerte de fantasías, pues al llegar se pierde el contacto con el mundo. ¡Una isla representa por sí sola un mundo! ¡Un mundo de donde, a veces, no se vuelve jamás! "Por una sola vez voy a ensayar dejar detrás de mí todas las preocupaciones cotidianas."

-¿Esperar?-repitió la joven-. ¿Qué espera usted, pues?
-El final de la vida. Pero usted lo sabe tan bien como yo, ¿no es cierto? Todos esperamos el final.
Extrañada, Vera le preguntó:
-¿Qué quiere usted decir?
Con voz grave, MacArthur respondió:
-¡Ninguno de nosotros saldrá de esta isla! Está en el programa. ¿Por qué hacernos los ignorantes? Puede ser que no lo comprenda, pero lo agradable es la tranquilidad.
-¿La tranquilidad?-repitió Vera, sorprendida.
-Sí. Naturalmente, usted es demasiado joven, no ha llegado a esa edad en que se piensa en la tranquilidad que se va a tener cuando se deje el peso de la vida. Un día llegará usted a sentirlo.